jueves, 25 de marzo de 2021

LA CASA DE LA ANUNCIACIÓN, LA CASA DE LORETO

 


25 marzo 2021

Es la casa donde nació y vivió la Virgen, 
y donde tuvo lugar la Anunciación.

En ese tiempo, la casa estaba en Nazaret.
Hoy está en Italia.
Estando en Nazaret, ¿cómo resultó en Italia?

La creencia más extendida 
entre nosotros los católicos
es que los ángeles la transportaron por los aires.

Era una casa-cueva, 
como muchas casas rurales 
que había desde Palestina y Capadocia (en Turquía)
hasta España.

Casa-cueva significa que 
una parte de la casa está excavada en la montaña
y otra parte está construida por fuera.

Con el tiempo, en la casa de la Virgen
se erigió un santuario envolviendo la casa.

En dos ocasiones, 
los musulmanes destruyeron el santuario.

La casa quedaba intacta, 
pues, por ser tan rústica, 
los sarracenos creían 
que eran escombros del santuario destruido.

Cuando los mahometanos 
se apoderaron definitivamente de Jerusalén, 
la casita milagrosamente se trasladó en la noche
entre el 9 y el 10 de diciembre de 1291.

Hay un texto de 1984 
que refiere que en 1294
algunas piedras de la casita 
fueron llevadas por la familia De Angelis 
a Dalmacia (región de la ex Yugoslavia) 
y con ellas levantaron una casita de menor tamaño.

La mención de la familia De Angelis explicaría
por qué se dice que la casita fue transportada
por los ángeles.

Pero hay un problema con esa teoría.
En 1294 no había casa ni piedras que llevar, 
porque la casita desapareció de Nazaret en 1291.

Así que el relato de la familia De Angelis 
no puede ser verdad.

Lo que hay de esa época
es una noticia insólita, pero creíble. 

En un bosque de Croacia (ex Yugoslavia) 
no había nada raro el 9 de diciembre, 
y el 10 de diciembre la gente vio 
tres paredes armadas, de origen misterioso. 

En su interior, 
un altar y una estatua de la Virgen con el Niño Dios.
Ambos con coronas de oro.

La gente le contó del hallazgo al párroco.
Y el párroco recibió un mensaje en sueños:

La casa del bosque era la casita de la Virgen. 
El altar fue consagrado por San Pedro. 
La casa vino de Nazaret por el poder de Dios, 
para quien nada es imposible.

El sacerdote, hombre enfermo, recuperó la salud.

La gente construyó una protección para la casita.

Nicolás Frangipane, señor feudal del lugar, 
envió hombres a Nazaret a averiguar sobre la casita.

La noticia que recibió fue 
que la casita había desaparecido. 
Sólo quedaban los cimientos.
(Allí se encuentra la Basílica de la Anunciación.)

Tres años después, en 1294, 
la casita desapareció del bosque de Croacia.
(En el lugar hay hoy un santuario.)

Cuenta la tradición que 
unos pastores de Italia vieron por los aires
una casita que era trasladada por los ángeles.

La casita llegó a Posatora. 
Hay registros notariales 
y placas conmemorativas del suceso.

Nueve meses después, 
la casita apareció en una finca 
propiedad de una dama de nombre Loreta. 
De allí, la casita apareció a mitad del camino 
entre Ancona y Recanati, su ubicación actual. 
A 200 km al norte de Roma.

La casa aterrizó en medio de un camino público.

Improbable que hubiera sido obra humana, 
pues ningún constructor es tan necio 
de levantar una casa en medio de un camino.

Nadie sabía la historia de la casa.
Pero la Virgen se apareció a Pablo, un ermitaño.
Y le contó la historia. 

Pablo la trasmitió a los lugareños.
Tiempo después, se encontraron al pie de la casa
unas monedas 
de las que circulaban en Nazaret en el siglo 1.

Transportar tantas piedras, tantas veces, 
tanta distancia, 
y volver a ponerlas correctamente en su sitio 
es prácticamente imposible.

Es más posible 
que los ángeles la hayan transportado.

Las paredes concuerdan 
con los cimientos de Nazaret. 

Si la edificaron en Loreto,
¿cómo no se dio cuenta nadie 
cuando la estaban construyendo?

Traer cuatro toneladas de piedras, 
recorriendo más de 300 km,
hubiera demandado 
muchos hombres, muchas carretas, mucho tiempo.


¿Es posible desmontar no piedras, 
sino la pared entera?

Sí, es posible.

Pero serían bien notorias las señales de la reconstrucción, 
pues la argamasa de las paredes 
y la argamasa de la nueva base
tendrían una incuestionable diferencia.

Y no hay el menor rastro 
de que haya sido reconstruida.

La casita no tiene cimientos. 
Quedaron en Nazaret.

Está posada en un terreno desigual.
Tanto que algunas partes de la base 
no tocan el suelo.

¿Se reconstruyó sin garantizar la estabilidad?
¡A qué constructor se le ocurriría!

Que la casa se posó 
lo prueba un espino al borde del camino. 
El espino quedó aplastado entre la casita y el suelo. Un error tan tonto 
no lo comete un albañil al construir.

En 1923, Benedicto 15 contrató al arquitecto Federico Manucci.
Se le encargó examinar los efectos 
de la construcción del santuario 
que envuelve la casita.

Manucci dijo: 
"Imposible trasladar la casita por medios mecánicos". "Inexplicable:
• Que las paredes de la casita 
no hubieran cedido en absoluto, 
considerando el peso del santuario. 
• Que la casita no tiene cimientos. 
• Que el terreno es inconsistente, está suelto 
y sobrecargado".

También se ha constatado que la casita se apoya sobre el borde de un camino 
y sobre el hueco de la cuneta cercana, 
lo que hace ilógico pensar en que 
la casita se reconstruyó en ese sitio.

Por carecer de cimientos 
y estar sobre una cuneta, 
se puede pasar una barra por debajo de la casita.

Las piedras de la casita sólo existen en Tierra Santa.
En las proximidades de donde está hoy, 
no hay canteras.
Por eso en aquella zona se construía con ladrillo, 
no con piedra.

La puerta es de cedro, 
común en Palestina, 
una rareza en Italia.
Las piedras están pegadas 
con una mezcla típica de Palestina, 
desconocida en la Italia del siglo 13.

A pesar de tanto traslado, 
las paredes de la casita 
corresponden exactamente 
con los trozos de pared de la gruta en Nazaret 
de la cual se desprendió la casita.
Las piedras que quedaron en la gruta 
son de la misma clase de las del altar de la casita.

La casita tiene altar 
porque los apóstoles celebraban Misa allí
cuando visitaban a Nuestra Señora.
Por lo que se le conoce como Altar de los Apóstoles. 

La casita ha sido objeto de investigación. 
Sobre todo desde mediados del siglo 20.
Tanto en Ancona-Recanati como en Nazaret.
Tanto por arqueólogos como por arquitectos.
Y los resultados refuerzan la creencia católica 
del traslado sobrenatural de la casita.

Por ejemplo, el arquitecto Nerio Alfieri, 
quien fuera profesor en la Universidad de Bolonia,
consideró raro el estilo de construcción, la falta de cimientos, que sólo tenga tres paredes.

El estilo no es italiano. Es nabateo, la región que abarcaba Palestina y Jordania.
Faltan los cimientos porque se quedaron en Nazaret.
Tiene tres paredes porque la cuarta es la de la gruta donde se construyó la casa-cueva en Nazaret.

Nanni Monelli, arquitecto, fue a Nazaret y constató que las piedras de la casita son originarias de allí, al igual que la técnica y estilo de construcción.
También hizo un estudio de las inscripciones de las piedras de la casita y verificó que eran propias de los judeocristianos de Tierra Santa.
Igualmente, en una gruta contigua al emplazamiento original de la casita, encontró una inscripción en griego: "Oh, Jesús, Hijo de Dios".

Los expertos, como el Padre Bellarmino Bagatti, arqueólogo famoso del siglo 20, concluyen que, tras concienzudas investigaciones, en las que se contó con los medios más avanzados, sólo pueden calificar categóricamente con la más alta probabilidad que la casita de Loreto es la misma que hasta finales del siglo 13 era venerada en Nazaret como la morada de la Virgen.  



  




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