viernes, 2 de abril de 2021

VIERNES SANTO. INSTRUMENTOS DE TORTURA. LAS SIETE PALABRAS.

 

2 abril 2021 


INSTRUMENTOS DE TORTURA

Flagellum Taxillatum

Mango de madera, del que partían tres correas delgadas de cuero, y piezas pequeñas de metal cortante o huesos con bordes cortantes, atadas a las correas a varios intervalos, para penetrar y desgarrar la piel al jalar el flagelo para golpear de nuevo.

En la Sábana Santa se cuentan 370 latigazos. Faltaría contar los de los flancos o laterales, que no aparecen en la Sábana.


Casco de espinas

No era una círculo de espinas, sino un casquete de espinas que se clavaban en la parte superior y lateral de la cabeza.


Patíbulo

Es el palo horizontal de la cruz. Era lo que cargaba Jesús en el hombro. No estaba lijado ni barnizado, así que tenía astillas. No era redondo, así que tenía filo.


Clavos

Tres. De sección cuadrada. De 15 cm de largo. Para atravesar las muñecas, los pies y el madero.


 https://www.elsoldezacatecas.com.mx/doble-via/crean-escultura-de-jesus-a-partir-de-la-sabana-santa-3586408.html



LAS SIETE PALABRAS

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.
(Lucas 23,34)

Como los verdugos de Jesús no creían que fuera Dios, no sabían que estaban torturando a Dios.

Pecado sin conciencia plena es pecado, pero no es pecado grave.


Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso. 
(Lucas 23,43)

Por su acto de arrepentimiento, el ladrón obtiene la salvación. Del mismo modo como la Iglesia concede indulgencia plenaria (que no es perdón del pecado, que sólo lo da la confesión, sino perdón del castigo de purgatorio que merece ese pecado perdonado en la confesión), Cristo, cabeza de la Iglesia, concedió el perdón del purgatorio al ladrón arrepentido.


Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre. 
(Juan 19,26)

Como la Virgen no tuvo más hijos, Jesús la pone al cuidado de su discípulo más estimado. A quien, a la vez, le encarga que la cuide con la dedicación con la que se cuida a una madre.


Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 
(Marcos 15,34) (Mateo 27,46)

Así comienza el salmo 22. Un canto de consuelo y confianza en Dios para las horas en que uno se siente atribulado y abandonado.


Tengo sed. 
(Juan 19,28)

Cristo llevaba sin comer ni beber desde la Última Cena hasta cerca de las 3 de la tarde, 15 horas más o menos, y su estado anímico por la situación de padecimiento extremo, además de la pérdida de sangre, lo llevaron a pedir ayuda vital. 


Todo está consumado. 
(Juan 19,30)

Equivale a una exclamación de victoria por la misión cumplida en detalle y totalmente.


Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
(Lucas 23,46)

Jesús sabe que tiene el beneplácito divino.