martes, 9 de marzo de 2021

LA SANTISIMA VIRGEN SALVA A SACERDOTE DE IR AL INFIERNO

 

9 marzo 2021

El Padre Steven Scheier cumplía con sus deberes en su parroquia.

Sus feligreses lo tenían en alta estima.

Pero su vida espiritual la tenía descuidada.

Lo que le importaba era lo que los demás creyeran de él.

Su vida estaba llena de quehaceres comunitarios. No tenía tiempo para el cuidado de su alma.

Con el tiempo, empezó a dudar de la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía.

En octubre de 1985, chocó aparatosamente en su auto.

Quedó herido de gravedad.

Lo trasladaron a un hospital, donde fue atendido de múltiples lesiones severas.

Los médicos no tenían esperanza de que sobreviviera.

Cuando los fieles de su parroquia se enteraron, se reunieron para rezar por su vida.

Y el sacerdote sobrevivió. 

A las dos semanas de su ingreso en el hospital, le dieron salida. 

Pero los médicos le pronosticaron parálisis del cuello para abajo, dependencia de respirador mecánico e imposibilidad de hablar. 

No fue así. Y seis meses después, pudo oficiar su primera Misa después del accidente.

El evangelio se trataba de la parábola de la higuera. (Lucas 13,6)


El dueño del viñedo ordena al viñador cortar una higuera que no daba fruto desde hacía tres años. 

El viñador propuso al dueño dejarla un año más durante el cual la cuidaría con esmero. 

Si pasado el año, la higuera no producía fruto, cumpliría la orden de cortarla.


El padre Steven no pudo explicarse por qué se sobresaltó tanto leyendo este pasaje, al punto de que a duras penas pudo continuar celebrando la Misa hasta el final.

Mientras se calmaba sentado en su oficina, recordó algo que había olvidado por completo, ocurrido poco después de su accidente.

Estaba en presencia de Jesús. Se sentía culpable. Jesús le dijo:

— Te quiero. Acércate.

Se vio a sí mismo cómo 
en sus confesiones
por aparentar gran rectitud ante sus confesores, 
había callado los pecados mortales que había cometido.

Luego sintió el Amor Justo de Dios cuando Jesús le dijo:

Sabes que tu sentencia es el infierno por toda la eternidad.

— Sí, Señor, lo sé.

No hay excusas. No hay justificaciones. El juicio era justo. Él lo sabía.

De pronto oyó una voz de mujer:

Hijo, por favor, ¿puedes perdonar su vida y su alma inmortal?

— Por 12 años, él ha sido sacerdote para sí mismo, no para Mí. Que coseche el castigo que merece.

— Hijo, si se le proveen gracias y fuerzas especiales, veremos si da fruto; si no, que se haga Tu Voluntad.

Recuerda el Padre Steven la sensación de amor que inundaba el ambiente. 

Y Jesús dijo:

Madre, es tuyo.

En adelante, la Virgen María, de la que no era muy devoto, ocupó un puesto importante en su vida.

Ingresó en una comunidad contemplativa. Quería dedicarse a rezar por los sacerdotes.

En el 2013, por problemas de salud, pasó al retiro de sus actividades ministeriales. Y reside en una casa de acogida para sacerdotes en Kansas (EEUU).

Reflexiona el Padre Steven:

Ni el Padre, ni el Hijo, ni el Espíritu Santo pueden negarse a las súplicas de intercesión por sus hijos de esa Abogada y Madre que nos fue dada en la cruz. 

¿No es ella la clase de persona que desearíamos tener de nuestro lado todo el tiempo?



 https://caminocatolico.com/el-padre-steven-scheier-condenado-por-cristo-al-infierno-y-salvado-por-la-intercesion-de-la-virgen-maria-en-una-experiencia-cercana-a-la-muerte/


Entrevistado por la Madre Angélica en EWTN en abril de 1997:

https://www.youtube.com/watch?v=iPh5fFkY1Ow