martes, 22 de agosto de 2017

SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA REINA


22 agosto

Hoy la Iglesia celebra la festividad de María Reina

El quinto misterio glorioso del Rosario se recita:

La coronación de María 
como reina universal de todo lo creado.

Jesús es el rey del universo.

Según la Biblia, en la tradición judía, 
el rey era el rey 
y la madre del rey era tratada como la reina. 

En los libros de Crónicas y Reyes se ve que, 
cuando mencionan el inicio del reinado de un rey, mencionan en seguida a la madre del rey.

La razón para que la madre del rey 
fuera tenida como reina era simple: 
un rey podía tener muchas esposas, 
pero sólo tenía una madre.

"Entró Betsabé donde el rey Salomón 
para hablarle acerca de Adonías. 
Salomón se levantó de su trono, 
fue al encuentro de Betsabé y se postró ante ella. Luego se sentó en su trono. 
Pusieron un trono para la madre del rey, 
y ella se sentó a la diestra de Salomón.

Las biblias protestantes hablan de que 
a la madre de Salomón le pusieron una silla 
o un sillón. 
Pero la versión de la septuaginta griega 
habla claramente de trono (thrónou-thronos). 

Una silla o sillón se lo ponen a cualquiera. 
Un trono se lo ponen a un rey o una reina.

Cabe aclarar: 
la madre del rey era reina, 
pero de manera honorífica. 
No tenía poder como lo tenía su hijo el rey.

"Entonces Betsabé dijo a Salomón: 
«Te quiero hacer una pequeña petición, 
no me la niegues». 
Y el rey le dijo:
«Pide, madre, que no te la negaré»."

Betsabé no dispone, no ordena. 
No tiene ese poder. 
Tiene que pedirle a su hijo.
Más adelante se lee 
que Salomón tuvo que negarle la petición a Betsabé.

Adoptando esa tradición judía, a María, madre del Rey, la consideramos reina.


Y el que María sea reina no disminuye, ni opaca, 
ni siquiera pretende ser igual al Rey Jesús.


La honorífica reina era reina obviamente en los dominios del rey su hijo.

Y como Jesús es rey del universo, María es reina  del universo.


Fue el Papa Pío 12 quien instituyó la festividad de María Reina en 1954.

Para tal fin, promulgó la Carta Encíclica Ad Cæli Reginam (A la Reina del Cielo).

Los protestantes aprovechan este título para menospreciar a la Sma. Virgen.

Citan a Jeremías, que predica la ira 
que provoca a Dios la adoración a falsos dioses 
como la "reina del cielo".

Pero fingen ignorar que Jeremías se refería 
a la diosa pagana Astarté, 
a quien los judíos rendían culto de adoración.

Jeremías no se refería a la Virgen María.

Y cargan de nuevo los protestantes 
con la acusación de que llamar a María 
"reina del cielo" es devolvernos 
al paganismo de los israelitas 
adoradores de la "reina del cielo".

No les importa a los protestantes 
decir que no saben 
que los católicos no adoramos a la Virgen María, porque no la consideramos diosa, 
sino una criatura humana, 
eso sí, digna de la mayor reverencia, 
por ser la madre de Dios.


Ellos pueden reverenciar a sus reverendos, como es el título de sus pastores. 
Pero nosotros no podemos reverenciar a María.

Y menos aceptan tal reverencia a la Virgen 
si se debe a que consideramos a María 
la madre de Dios.

Pero ese atributo no lo inventamos los católicos. 
Es bíblico. 

Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamó: «Bendita eres entre las mujeres 
y bendito el fruto de tu vientre. 
¿Quién soy yo acaso para que 
la madre de mi Señor 
venga a visitarme?»




http://www.apologeticacatolica.org/Maria/MariaN08.html 
1 Re 14,21. 1 Re 15,1. 2 Re 8,26. 2 Crón 22,2. 2 Re 12,1. 2 Crón 24,1. 2 Re 15,32. 2 Crón 27,1. 2 Crón 13,1. 2 Crón 20,31. 2 Crón 25,1. 2 Crón 26,3. 2 Crón 29,1. 2 Crón 15,16. 1 Re 15,13. Jer 7,18. Lc 1,41-43.









domingo, 13 de agosto de 2017

UN PADRE EJEMPLAR


Lugar: Bangladés (país al oriente de India)
Protagonista: Isdris

Nunca les dije a mis hijas cuál era mi trabajo.
Nunca quise que por mi culpa
se sintieran avergonzadas.

Cuando la menor me preguntaba 
a qué me dedicaba, 
algo vacilante le decía que era obrero.

Antes de llegar a casa todos los días, 
me aseaba en un baño público.
Así no dejaba rastro del trabajo que hacía.

Quería que mis hijas se educaran, 
que fueran a la escuela.

Quería que se pararan con dignidad 
ante las personas.
Que nadie las mirara hacia abajo 
como me miraban a mí.
La gente siempre me humillaba.
Yo trabajaba limpiando alcantarillas.

Hasta el último centavo que ganaba 
lo invertí en la educación de mis hijas.

Nunca me compré una camisa nueva; 
usaba ese dinero para comprarles libros.

La víspera de vencerse el plazo de admisión 
de mi hija en la universidad, 
no tenía lo suficiente para pagarle la matrícula.

No pude trabajar ese día. 
El desánimo me robó las fuerzas. 
Me senté al lado de la basura, 
ocultándome para que nadie me viera llorar.

Todos mis compañeros me miraban. 
Pero ninguno se acercó a hablarme.

Había fallado. Tenía el corazón roto.
¿Cómo iba a decirle a mi hija 
que no podría pagar su cupo en la universidad?

Nací pobre. 
"Nada bueno le puede pasar a un pobre", pensaba.

Terminada la jornada laboral de ese día, 
todos los trabajadores se acercaron a mí.

Se sentaron a mi lado. 
Y me preguntaron si los consideraba hermanos.

Antes de que pudiera responderles, 
me pusieron en la mano 
todo lo que habían ganado en el día.

Cuando traté de rechazarlos, 
todos me enfrentaron:
"Moriremos de hambre si es necesario. 
Pero nuestra hija tiene que ir a la universidad".

No supe qué responder.

Ese día no me bañé. 
Llegué a casa como un limpiador de alcantarillas.
Cubierto de suciedad, llegué a casa emocionado,
con el dinero de la matrícula de mi hija.

Mis hijas me abrazaron.
Y por primera vez no sentí vergüenza de mi oficio.

Mi hija está a punto de terminar la universidad.
Mis hijas ya no me dejan trabajar.

Mi hija mayor consiguió un trabajo de medio tiempo.
Las otras dos prestan asesorías.

Con frecuencia, mi hija universitaria 
me pide que la acompañe 
a mi antiguo lugar de trabajo.

Les lleva comida a mis compañeros.
Ellos ríen y le preguntan por qué lo hace.
Ella responde:

"Ustedes no comieron ese día 
y así pude convertirme en lo que soy ahora.
Recen por mí para que pueda venir todos los días 
a traerles algo de comer.

Hoy no me siento un hombre pobre. 
Con hijas así, ¿quién puede sentirse pobre?

De tal palo, tal astilla. 
Isdris, en medio de la suciedad, 
logró levantar tres maravillosas mujeres.
Igual de nobles, 
con los mismos sentimientos de su padre.

Relato recogido por GMB Akash, 
famoso fotógrafo de Bangladés.
6 mayo 2017

http://www.forumlibertas.com/escondio-trabajo-hacia-anos-hijas-pudieran-ir-la-universidad/