domingo, 14 de febrero de 2021

CUÁNDO ES ARRIESGADO PEDIR PERDÓN

 

14 febrero 2021


Pedir perdón por las ofensas es una virtud humana y una regla del Evangelio. 

Pedir perdón al ofendido, reparar los daños causados, proponerse no repetir la ofensa, reconciliarse e iniciar una nueva vida. Digno de elogio y muy cristiano, no hay duda.

Pero si, por una ofensa que otros causaron hace tiempo, pido perdón a quien no es directamente el ofendido, puede no ser lo adecuado.

Si un supuesto representante del ofensor pide perdón a un supuesto representante del ofendido, corre el riesgo de equivocarse. 
Pues no tiene en cuenta la mentalidad de los involucrados en los hechos. 
Lo que hoy parece condenable, en su tiempo podía ser lo apropiado. 

Por ejemplo, la Inquisición. Los inquisidores consideraban que quienes atacaban la fe, despojaban a los fieles de un bien precioso.
No tener esto en cuenta es pasar por alto un elemento de juicio muy importante.

¿Deberían los macedonios pedir perdón porque Alejandro Magno mató a muchos persas en el siglo 4° a. de C.?
¿Quién pediría perdón y a quién se lo pediría por la invasión musulmana a Hispania que acabó con la monarquía visigoda en el siglo 8°?
¿Pedirían perdón los turcos de hoy por la feroz toma a Constantinopla en el siglo 15? ¿Y a quién le pedirían perdón?
¿Quién pedirá perdón en nombre de Napoleón por la muerte de tantísimos franceses?

El riesgo es mayor cuando una persona pide perdón por errores colectivos.
Si el supuesto representante de la mayoría ofensora pide perdón al supuesto representante de la minoría ofendida por una ofensa remota, debería considerar el caso de que si esa antigua minoría hubiera sido por entonces mayoría, quizás hubiera procedido igual; o considerar el caso de que esa minoría tal vez representaba una amenaza para la sana convivencia de la mayoría y que lo que ocurrió, más que una ofensa, fue una defensa del interés general.   

Hay también otros serios peligros en esos pedidos de perdón.
Si quien pide perdón representa una institución de larga trayectoria, debe tener en cuenta que al pedir perdón puede estar condenando injustamente a sus predecesores, que vivieron una situación diferente, que actuaron como hombres de su tiempo, de acuerdo con su conciencia, con los criterios y con las normas del momento. 

Acaso lleguemos a pensar que nuestros predecesores eran soberbios, mientras que nosotros somos humildes, pidiendo perdón por cosas que no hemos hecho a quienes no se las hemos hecho, y humillándonos públicamente con la máxima publicidad.

Y mientras tanto, por estar pendientes del pasado, nos olvidamos de los problemas que tenemos en el presente.

Vicente Álvarez Palenzuela, catedrático de historia.


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