jueves, 12 de noviembre de 2020

¿LA IGLESIA CAMBIÓ LOS MANDAMIENTOS?

 

12 noviembre 2020 


La Iglesia no suprimió ninguno de los del Antiguo Testamento.

Jesús los desarrolla, los enriquece, los afina, los perfecciona.

La Iglesia se ajusta a la moral que Jesús perfecciona.

¿Se equivocó Dios? 

No. Dios los decreta, Dios los perfecciona.


Al leer Éxodo 20,2-17 y Deuteronomio 5,6-21, no es fácil agruparlos en 10 mandamientos.

¿Por qué 10? ¿Por qué no 11 o 9?

Porque Dios dijo 10 (Deut. 4,13).


Contemos:

1°: No tendrás otros dioses fuera de Mí.

2°: No te harás esculturas ni imágenes.

3°: No te postrarás ante ellas ni les darás culto.

4°: No tomarás en falso el nombre de Dios.

5°: Santifica el día sábado.

6°: Honra a tu padre y a tu madre.

7°: No matarás.

8°: No cometerás adulterio.

9°:No robarás.

10°: No darás falso testimonio contra tu prójimo.

11°: No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni sus servidores, ni sus bienes.


¿Qué hicieron los primeros judíos y los protestantes?

El 2° y el 3° los unieron y formaron el 

2°: No te harás esculturas ni imágenes, no te postrarás ante ellas ni les darás culto.

Y los 11, se redujeron a 10.


¿Qué hizo la Iglesia, por obra de San Agustín?

El 1°, el 2° y el 3° los condensó en uno, porque se refieren a lo mismo: reconocer a Dios como el único Dios, por lo tanto no hacer imágenes para adorarlas como si fueran dioses, y formó el

1°: Amar a Dios sobre todo lo demás.

Y los 11 se redujeron a 9.


El 5°, santificar el sábado (día de descanso), se acondicionó a la práctica de la tradición cristiana, de santificar el domingo o Día del Señor (kiriaki imera --griego--, Dominus dies o Dominicus dies --latín--) 

Tradición que el mismo Jesús prepara.

Los fariseos eran inflexibles en el cumplimiento del sábado. Jesús, no.

Jesús les recordó a los fariseos que los sacerdotes no pecan aunque no descansen el sábado. (Mateo 12,5).

Y les dice que Él es el dueño del sábado. (Mateo 12,8)

Los que hoy son inflexibles con el sábado, dicen que este pasaje demuestra que Dios no abolió el sábado.

Cierto. No lo abolió. Pero disminuyó la rigidez de su cumplimiento.

Cuando curó al hombre tendido en una camilla junto a la piscina probática, le dijo: 

Levántate, toma tu camilla y anda. (Juan 5,8)

Sabía Jesús que en sábado era prohibido llevar camilla. (Juan 5,10)

Cuando los judíos reprocharon a Jesús, Él les dijo:

Mi Padre trabaja siempre, y Yo también. (Juan 5,17)


San Pablo (cuyos escritos abarcan del año 50 al 67) tampoco era estricto al respecto: 

Que nadie os critique por cuestiones como el sábado. (Colosenses 2,16)


Es obvio que cumplir con los sábados no se acabó de repente. Pero Pablo los aprovechaba para hablar de Jesús. No iba otro día, porque no había nadie a quién predicarle. (Hechos 13,16)


Y mientras unos recibieron de buen grado la predicación, otros insultaron a Pablo y Bernabé. Y Pablo se marchó a predicar a los no judíos (Hechos 13,46). 

Como es de suponer, ya no en sinagoga ni en sábado.

Por eso dice: 

Unos dan más importancia a un día [reservado para Dios] que a otro. Hay quienes creen que cualquier día es igual. Así pues que cada uno obre según le dicte la recta conciencia. El que guarda cierto día y no otro, lo guarda para honrar al Señor. (Romanos 14,5)


La Didaché es un documento de doctrina cristiana escrito entre el año 60 y 70. Dice en el número 14:

Cuando os reuniéreis en el Día del Señor [domingo], partid el pan.


En la Carta a Magnesia, No. 9, escribe el obispo  San Ignacio de Antioquía (nace el año 35 - muere el año 107): 

Si los formados en la antigua enseñanza vinieron a la nueva, no guardando el sábado, sino el día del Señor, en que nació también nuestra vida por gracia del Señor...


San Justino (100 - 165), en su apología primera, respecto de la reunión eucarística comienza diciendo:

El Día del Señor, que los paganos llamaban Día del Sol, el día después del sábado, en un mismo sitio se celebra una reunión de todos los que habitan en la ciudad y el campo.

Y en Diálogo con Trifón escribe: 

¿Hay algo más que nos reprochéis, amigos judíos, o sólo se trata de que no vivimos conforme a vuestra ley, ni circuncidamos nuestra carne, ni guardamos los sábados como vosotros?

Tertuliano (160 - 220), antes de abandonar la Iglesia Católica, dice: 

Según nos ha enseñado la tradición, en el día de la Resurrección del Señor debemos no sólo arrodillarnos, sino dejar afanes y preocupaciones, posponiendo nuestros negocios, a menos que queramos dar lugar al diablo. (De oratione XXIII, Ad Nationes I-XIII, Apologeticus XVI)  


El Concilio Local de Elvira, año 300, en el canon  21 señala: 

Si alguien deja de venir a la iglesia por tres domingos, sea excomulgado por un corto tiempo, para que se corrija.


El edicto de Constantino, año 321, decretando que el Día del Sol sea de descanso civil obligatorio, es muy posterior a la tradición de celebrar la eucaristía el domingo y no guardar el sábado.


Los adventistas niegan la autenticidad de los escritos de San Ignacio de Antioquía, cuentan historias sobre expertos y hallazgos que contradicen nuestras fuentes, y dicen que si fuera cierto que los primeros cristianos guardaban el domingo para conmemorar la importancia de la Resurrección de Cristo, podían haberlo hecho con el jueves de su Ascensión, o mejor aún, con el viernes, pues por su sangre fuimos salvados.

Pero es San Pablo quien resalta la importancia de la Resurrección: 

Si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación y vana es nuestra fe. (1 Corintios 15,14)


Visto el cambio de sábado a domingo, todavía estamos en 9 mandamientos.


El del adulterio, se adecuó a la enseñanza de Jesús.

Se os dijo: "No cometerás adulterio". Pero Yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, cometió adulterio en su corazón. (Mateo 5,28)

Antes, el pecado era la infidelidad conyugal.

Para Jesús, el pecado es la lujuria. No sólo si uno o ambos pecadores son infieles. Sino también si ambos son solteros.

Por eso quedó:

6°: No cometerás actos contra la castidad [de pensamiento, palabra u obra].

Pero aún seguían siendo 9.

San Pablo enseña: 

Al ser bautizados en Cristo, quedásteis revestidos de Cristo. Ya no importa ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer, pues todos sois uno en Cristo. (Gálatas 3,28)

Es decir, la mujer (no importa si esclava o libre) quedaba al mismo nivel del hombre. No como antes, al nivel de un bien poseído (como una casa o un animal).

Por eso la Iglesia, fiel a esa enseñanza apostólica, el deseo carnal por una mujer (libre o esclava, y con igual dignidad a la del hombre), lo separó del ansia de ser dueño de un animal o un objeto.

Y el antiguo mandamiento (codiciar mujer, servidores y bienes) se dividió en 2, y de nuevo se completaron los 10 mandamientos, pero con sentido cristiano.

9°: No codiciar la mujer de tu prójimo.

10°: No codiciar los bienes de tu prójimo.




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https://apologeticacatolica.org/Varios/Varios23.htm#_ftn22