viernes, 21 de agosto de 2020

SAN PÍO X


21 agosto 2020


José Melchor Sarto
1835 - 1914

El párroco de su pueblo lo calificó como 
"el alma noble de este país"

Estudiante sobresaliente.

En el seminario de Padua se conserva su expediente, en el que hay esta anotación:
Discípulo irreprochable; inteligencia superior; memoria excelente. 

Sucesor del Papa León 13.

Combatió con mano firme el modernismo, corriente laicista revolucionaria que pone en duda, acepta parcialmente y niega verdades católicas.

San Pío X lo llamó: "Recopilación de todas las herejías".

Son varios los documentos que escribió en los que denuncia los errores y peligros del modernismo, y las medidas que los católicos deben adoptar para no dejarse arrastrar por ese movimiento.

Dio gran impulso a la música sacra en la Misa.

Decretó que ningún gobernante podía vetar a ningún cardenal para ser elegido Papa. 
Había esa facultad de veto del poder civil.

Rompió el concordato que había con Francia, firmado con Napoleón, que negaba a la Iglesia la libertad de nombrar obispos en Francia.

Permitió que los italianos participaran en política. Lo cual 30 años antes había desautorizado Pío 9°  en su decreto "No conviene" (Non Expedit), debido a las leyes hostiles a la Iglesia, para que no quedara la impresión de que los políticos católicos, al hacer su juramento de cumplir la las leyes, aprobaban los abusos anticatólicos en ellas contenidos. 

Autorizó la comunión de los niños desde la edad de "uso de razón", es decir, desde que podían entender la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Pues existía la tendencia a retrasar lo más posible la Primera Comunión, por temor a que no se comprendiera de manera suficiente la naturaleza del sacramento.

Organizó el Derecho Canónico.

Promovió el estudio del catecismo. En su tiempo salió a la luz un compendio de doctrina católica que se llamó "Catecismo de Pío X".

Su congoja por no haber podido evitar la Primera Guerra Mundial, a pesar de sus grandes esfuerzos, lo llevó a decir:

Ésta será la última aflicción que me mande el Señor. Con gusto daría mi vida por salvar a mis hijos de esta terrible calamidad".

La guerra estalló a finales de julio de 1914.

Murió de infarto cardíaco un mes después.

Por su modo de ser, se le dedicó este epitafio:

"Su tiara estaba formada por tres coronas: pobreza, humildad y bondad" 



Frases

Los verdaderos amigos del pueblo no son ni los revolucionarios ni los innovadores, sino los fieles a la tradición.

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La fuerza de los malos es la cobardía y blandura de los buenos, y toda la fuerza del reino de satanás reside en la debilidad de los cristianos.


* * *

Se equivocan por completo los pastores que, dedicándose a hacer el bien, sobre todo en los problemas del pueblo, se preocupan mucho del alimento y del cuidado del cuerpo, y silencian la salvación del alma y las importantes obligaciones de la fe cristiana. Tampoco les importa ocultar, como con un velo, algunos de los principales preceptos del Evangelio, temiendo que les hagan menos caso o hasta los abandonen. 


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Hoy ya no es menester ir a buscar a los adversarios de la cruz de Cristo y a los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, para nuestro dolor y angustia, en el seno mismo de la Iglesia, siendo tanto más perjudiciales cuanto menos evidentes.

Tales hombres se extrañan de verse catalogados como enemigos de la Iglesia. Pero de ello no se extrañará nadie que conozca sus doctrinas y su manera engañosa de hablar y obrar. 
Por supuesto que son enemigos de la Iglesia, y está en lo cierto quien afirme que no los hay peores.
Porque, no desde fuera, sino desde dentro, traman la ruina de la Iglesia. En nuestros días, el peligro está dentro de las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas. El daño que producen tales enemigos es tanto más difícil de combatir cuanto más a fondo conocen a la Iglesia.
Al problema se suma que han aplicado el hacha no a las ramas, sino a la raíz misma: a la fe y a las fibras más profundas.
Y su actuar es de tales proporciones que no hay parte de la fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por corromper.
Y mientras persiguen su nefasto propósito por mil caminos, su táctica es la más pérfida y malintencionada. Combinando en sus personas al racionalista y al católico, lo hacen con habilidad tan diabólicamente sutil que fácilmente sorprenden a los desprevenidos.
Por otra parte, por su gran cinismo, no les importa ningún tipo de consecuencias, antes bien las buscan con obstinación e insolencia.
Y con la ambición de engañar, llevan una vida llena de actividad, constancia y ardor hacia toda clase de estudios, con la intención de granjearse la estimación pública por sus costumbres a menudo intachables.
Parece que se aleja toda esperanza de remedio con el hecho de que sus doctrinas les han pervertido el alma de tal manera, que desprecian toda autoridad y no soportan corrección alguna. Atrincherándose entonces en una conciencia mentirosa, no omiten esfuerzo para hacer creer que los mueve el celo de la verdad, cuando en realidad los mueve su obstinación y petulancia.

* * *

La compasión hacia los pobres, aliviando sus necesidades, es muy apreciada por Dios, pero es más importante el celo y el esfuerzo por instruir y colmar a las almas no de los bienes pasajeros de la tierra, sino de aquellos que duran para siempre.


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(Nota: apostasía es abandonar, negar, repudiar la fe)


Hay un gran movimiento de apostasía, organizado en todos los países, para establecer una iglesia universal sin dogmas, sin jerarquía y sin reglas para el espíritu, y sin freno para las pasiones.


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Cuando surjan quienes imposibiliten poder guardar incorruptible la doctrina católica y el imperio de la verdad, el Hijo de Dios aparecerá por segunda vez. Pero hasta ese último día, debemos mantener intacto el depósito sagrado; y repetir con San Hilario: Vale más morir que corromper la castidad de la verdad".


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Lo que está mal, está mal, aunque lo practique todo el mundo.

Lo que está bien, está bien, aunque nadie lo practique.

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Dadme madres verdaderamente cristianas, y yo salvaré el mundo decadente.


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Cada católico debe estar persuadido de que, si la piedad que declara hacia la Santísima Virgen, no lo aparta del pecado o no lo estimula a enmendar las malas costumbres, su piedad es artificial y falsa, por carecer de su fruto propio y genuino.


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La doctrina católica nos enseña que el primer deber de la caridad no está en tolerar las opiniones erróneas, por muy sinceramente que se expresen. 
Tampoco está ante la indiferencia ante el error o el vicio en que vemos caído a nuestro prójimo, sino en el celo por su mejoramiento moral.

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Aunque se afirme que ciertos espectáculos y lecturas no son peligrosos, conviene recordar que la serpiente maligna permanece oculta. 

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https://www.ewtn.com/spanish/Saints/pio_x.htm 

https://ec.aciprensa.com/wiki/%27%27Non_Expedit%27%27

http://www.catolicidad.com/search/label/San%20P%C3%ADo%20X