domingo, 31 de mayo de 2020
VISITACIÓN DE LA VIRGEN A ISABEL
31 mayo 2020
Conmemora la Iglesia hoy este importante y a la vez tierno acontecimiento.
El ángel Gabriel comunicó a María que su parienta Isabel tenía seis meses de embarazo.
Isabel era una mujer pasada de edad para quedar encinta. Además, estéril.
Pero quedó embarazada de su esposo Zacarías. Porque Dios así lo dispuso.
Pues, como dijo el ángel, para Dios nada es imposible.
María se apresuró a ir a casa de Isabel. Lo que demuestra la natural disposición servicial de la Virgen.
Cuando María llegó adonde Isabel y la saludó, la criatura dio saltos de alegría en el vientre de Isabel.
El pasaje no sólo dice que la criatura dio saltos, sino también que eran saltos de alegría.
Lo que había en el vientre de Isabel no es un insignificante amasijo de células, ni un proyecto de ser humano sin importancia. como dicen las madres asesinas, las mujeres de "mi cuerpo, mi decisión", y los proabortistas cómplices de asesinato, como las "católicas por el derecho a decidir".
Lo que había en el vientre de Isabel, como lo que hay en el vientre de cualquier mujer gestante, es un ser humano. Con alma que siente (alegría, en este caso); con espíritu, a imagen y semejanza de Dios.
Isabel, por dictado del Espíritu Santo, le dijo a María:
Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo para que venga a visitarme la madre de mi Señor?
Isabel, con la sabiduría que le comunicó el Espíritu Santo, reconoció que María era una mujer única, especial, preeminente.
Por ser María la mujer más importante entre todas las mujeres y, sí, entre todos los hombres, los católicos le rendimos una veneración preferencial.
La cual se conoce como culto de hiperdulía, es decir, por encima del culto de dulía, que es la veneración que les rendimos a los demás santos.
Por otra parte, a Isabel, mayor que la jovencita María, el Espíritu Santo le dio el don de la humildad, para aceptar que era un privilegio y un honor que alguien tan superior como María la visitara.
Asimismo, Isabel, llena del Espíritu Santo, confesó una verdad que los no católicos niegan:
María es Madre de Dios.
No. María no engendró a Dios. Pero es Madre de todo lo que es Jesús: hombre y Dios.
Las madres no crean el espíritu. Pero son madres de sus hijos tanto en su naturaleza carnal como espiritual.
Nadie va a decir: Matilde es madre de la parte corporal de Carlitos.
Y si Carlos es médico, Matilde no le confirió el título, se lo confirió la facultad de medicina. Pero se dice con toda propiedad: Esa señora es la mamá del médico.
Isabel no omitió declarar a María como mujer de fe en Dios, por haber creído y aceptado lo que Dios dispuso para Ella:
Bienaventurada tú, María, por haber creído que ha de cumplirse todo lo que te ha dicho el Señor.
Eso nos lleva al pasaje que los no catolicos consideran que es un menosprecio de Jesús a María su Madre, cuando en realidad es una exaltación merecida:
La madre y los primos hermanos de Jesús se presentaron donde Él estaba, pero no pudieron acercarse a Él porque había mucha gente. Alguien le avisó a Jesús:
-- Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte.
Jesús contestó:
-- Mi madre y mis hermanos son todos aquellos que escuchan la palabra de Dios y la practican.
Jesús y el Espíritu Santo no pueden contradecirse. Por lo tanto Jesús no estaba diciendo que María no era su madre, por el contrario, estaba confirmando lo que dijo Isabel: Bienaventurada por haber creído.
La Virgen escuchó, es decir, creyó, y puso en práctica lo que escuchó de Dios cuando le dijo al ángel Gabriel que le traía a Ella la palabra de Dios:
Yo soy la esclava del Señor. Hágase en Mí según tu palabra.
Retomando la narración de la visita de María a Isabel, María no se envaneció por ser la bendita entre todas las mujeres, por ser la Madre del Mesías anunciado y esperado desde hacía cientos de años, ni por ser la Madre de Dios.
Por el contrario, declaró su inferioridad ante Dios:
Ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava.
Muchos no católicos, tan apegados a la Biblia, la incumplen cuando tratan con desdén a María, que dijo:
Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
María fue concebida sin pecado, pues nunca ni por un instante estuvo bajo el yugo de satanás, como profetizó Dios en el Edén cuando le dijo a la serpiente:
Pondré enemistad entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la descendencia de Ella. [Mientras] La descendencia de Ella te aplastará la cabeza y tú [escasamente] le morderás el talón.
Pero a pesar de su inmaculada concepción y por lo tanto de estar exenta de todo pecado, la Virgen sí fue salvada por Jesús, ya que así lo dijo claramente:
Mi espíritu se alegra en Dios mi salvador.
A todo el género humano Dios lo salvó, lo redimió del pecado. Pero a María, sin pecado, ¿de qué la salvaba Dios? ¿No será que María sí tuvo pecado?
No, Definitivamente la Virgen no tuvo pecado. Pero si Ella dice que fue salvada, es porque fue salvada.
A una persona que cae en un hueco, pasa un hombre y la salva sacándola del hueco.
De un hombre que evita que una persona caiga en el hueco, se dice que ese hombre salvó a esa persona porque le evitó caer en el hueco.
A una mujer a la que un hombre le evita caer en el hueco, el hombre la salva.
Dios evitó que María cayera en el hueco del pecado, por lo tanto Dios la salvó, Dios es su salvador, como bien dice la Santísima Virgen.
Y esta visitación concluye con que, a los tres meses de estar María sirviéndole a Isabel, que era el tiempo que le faltaba a Isabel para que naciera su hijo Juan (el Bautista), María regresó a su casa.
Lucas 1,39-56
Lucas 8,19
Génesis 3,15