miércoles, 13 de mayo de 2020

EL ÁNGEL DE LA PAZ ANTES DE FÁTIMA


13 mayo 2020

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de Fátima.

Hace 103 años hizo la Virgen su primera aparición a los tres pastorcitos.

Pero un año antes, en 1916, un ángel se les apareció tres veces a los niños.

Los niños vivían en Aljustrel, un pueblo pequeño a 125 kilómetros al sudoeste de Lisboa.

Primera aparición

Primavera de 1916.
En un cerro cercano, los niños pastoreaban las ovejas.
Estaban jugando. El día estaba tranquilo. 
De pronto un viento fuerte sacudió los árboles. 
Sobre los árboles vieron una luz 
más blanca que la nieve 
y más brillante que un cristal. 
Tenía forma de un joven. 
Era transparente. 
Los rayos del sol lo atravesaban. 
Se fue aproximando. Era como de 14 o 15 años.
Bellos rasgos. Al llegar cerca de los niños, les dijo:

No temáis. Soy el ángel de la paz. Rezad conmigo.

Se arrodilló e inclinó la frente hasta el suelo. 
Los niños hicieron lo mismo.
Y repitieron con el ángel esta oración:

Dios mío, yo creo en Ti, Te adoro, Te espero y Te amo.
Te pido perdón por los que no creen en Ti, 
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.

Repitió tres veces la oración. Se levantó y dijo:

Rezad así. Los Corazones de Jesús y de María 
están atentos a vuestras súplicas.

Y desapareció.

Los niños quedaron extasiados.
Tenían la impresión de estar en presencia de Dios.
Y a nadie le contaron lo ocurrido.

Segunda aparición

Verano de 1916.
Pozo de la casa de Lucía. Los niños jugaban.
El ángel se presentó de repente. Y les dijo:

-- ¿Qué estáis haciendo? Rezad. Rezad mucho.
Los Corazones de Jesús y de María 
tienen sobre vosotros designios de misericordia.
Ofreced constantemente al Altísimo
oraciones y sacrificios.

Lucía preguntó:

-- ¿Sacrificios cómo cuáles?

-- Los que más podáis. Ofrecedlos a Dios en reparación por los pecados con que Él es ofendido, 
y como súplica por la conversión de los pecadores. 
Atraed así la paz sobre esta patria, 
de la cual yo soy el ángel de la guarda. 
Yo soy el ángel de Portugal.
Sobre todo, aceptad con resignación 
los sufrimientos que Dios os envíe.

Y desapareció.
De pronto los niños comprendieron quién era Dios, cómo los amaba, cómo quería ser amado.
Comprendieron el valor del sacrificio, 
cuánto le agradaba, y cómo por el sacrificio  
Dios convertía a los pecadores.
Por eso los pastorcitos comenzaron a ofrecerle a Dios
todo lo que los mortificara.

Tercera aparición

Otoño de 1916.
En el cerro, los niños estaban de rodillas,
rezando la oración que les enseñó el ángel.
Y de repente vieron una luz sobre ellos.
Era el ángel. Traía un cáliz en su mano izquierda.
Sobre el cáliz flotaba una Hostia.
De la Hostia caían gotas de sangre dentro del cáliz.
El ángel dejó Hostia y cáliz suspendidos en el aire.
Se postró y repitió tres veces:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo Te adoro profundamente y Te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Jesucristo es ofendido. 
Y, por los infinitos méritos de Su Santísimo Corazón 
y del Inmaculado Corazón de María, 
te pido la conversión de los pobres pecadores.

El ángel se levantó. Tomó el cáliz y la Hostia.
Le dio la Hostia a Lucía.
A Jacinta y a Francisco los hizo beber del cáliz.
Al mismo tiempo, el ángel decía:

Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesuscristo,
horriblemente ultrajado por los hombres ingratos.
Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.

De nuevo se postró en tierra y tres veces 
repitió con los niños la misma oración:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ...

Y desapareció.

En los días siguientes, 
los niños sentían una gran paz y alegría, 
sentían su alma sumergida en Dios. 
También era muy fuerte el agotamiento físico.

El año anterior, entre abril y octubre de 1915, 
Lucía y otras tres pastorcitas,
María Rosa Matías, Teresa Matías y María Justino,
vieron tres veces en el cerro, 
suspendida sobre los árboles,
una nube más blanca que la nieve, transparente
y con forma humana.
Era una figura como estatua de nieve, 
a quien los rayos del sol hacían transparente.

(Estos relatos y estas descripciones las hizo Lucía 
en las memorias que su obispo le ordenó escribir.)






https://www.fatima.org.pe/pagina-3-apariciones-del-angel-de-portugal