14 octubre 2020
Eutanasia. Bien morir. Muerte digna. Suicidio asistido.
Adopte el nombre que adopte. consiste en:
Acelerar la muerte de un individuo.
Si los familiares de una persona que no puede decidir por sí misma deciden que se le cause la muerte, están matándola.
"No matarás".(Éxodo 20,13)
Jesús confirmó este mandamiento. Y lo perfeccionó.
A vuestros antepasados se les dijo: «No matarás, el que mate será condenado». Pero yo os digo todavía más: El que se enoje con su hermano, será condenado; si lo insulta, será enjuiciado; si lo injuria gravemente, merecerá ir al infierno. (Mateo 5,21)
¿Y si esa persona está sufriendo demasiado, no es un acto de piedad de los familiares?
Buenas intenciones no justifican cometer un acto prohibido por Dios.
Los nazis mataban a los que padecían defectos físicos diciendo que lo hacían por piedad.
Puedo matar a mi hijo cuando nazca para enviarlo al Cielo, diciendo que es un acto de amor.
El catecismo es claro: provocar la muerte para poner fin al dolor, es un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona y a Dios. La buena fe no cambia la naturaleza del acto homicida.(Catecismo 2277)
Interrumpir tratamientos médicos desproporcionados a los resultados, puede ser legítimo, porque es rechazar el encarnizamiento terapéutico (prolongar la muerte, no la vida). Pero tal interrupción ha de ser sin intención de provocar la muerte. Los cuidados básicos (alimentación, respiración) no se pueden interrumpir, Usar analgésicos, aunque puedan abreviar la vida, es moralmente aceptable, siempre sin pretender la muerte. Deben procurarse los cuidados paliativos, que son una forma de caridad desinteresada. (Catecismo 2278 y 2279). Hoy existen una gran variedad de cuidados paliativos, cada vez mejores, y especialidad en medicina paliativa, para aliviar o atenuar el sufrimiento.
Si es el paciente mismo quien pide que lo maten, el médico que aplica la eutanasia responde a Dios por matar y el paciente por suicidio. Dios es el dueño soberano de la vida. Somos administradores, no propietarios de la vida que nos ha dado Dios. No podemos disponer de ella. (Catecismo 2280 a 2282)
No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el Cielo, sino el que cumple la voluntad de mi Padre.
¿Es voluntad del Padre que sus hijos se suiciden?
Vivid conforme al Espíritu Santo, no a vuestros malos deseos. Los malos deseos están en contra del Espíritu Santo, y el Espíritu Santo está en contra de los malos deseos. No podéis, pues, hacer lo que os plazca.
El Espíritu Santo produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Los que son de Cristo crucifican su naturaleza pecadora, sus arrebatos y malos deseos. Si vivimos con el Espíritu Santo, dejemos que Él nos guíe. (Gálatas 5,16-24)
¿Esta exhortación se cumple en un suicida?
Los que siguen los malos deseos, cometen homicidios y otras faltas de parecida gravedad. Ellos no tendrán parte en el Reino de Dios. (Gálatas 5,19-21)
¿Matar a otros es pecado, pero matarse a sí mismo no es pecado?
Ningún asesino puede tener vida eterna. (1 Juan 3,15)
¿Suicidio no es ser el asesino de sí mismo?
Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios os ha enviado. El Espíritu Santo habita en vosotros. No sois dueños de vosotros mismos. Dios os ha comprado pagando un gran precio. Por eso debéis honrar a Dios con el cuerpo que tenéis. (1 Corintios 6,19)
«Mi cuerpo, mi decisión». No vale para un católico. El suicida no honra a Dios con el cuerpo dándole muerte.
A quien destruya el templo de Dios, Dios lo destruirá. Porque el templo de Dios es sagrado, y ese templo sois vosotros mismos. (1 Corintios 3,17)
Dios anuncia qué le espera al suicida.
¿Por qué no podéis entender mi mensaje? Simplemente porque no lo soportáis. Vuestro padre es el diablo, le pertenecéis y queréis satisfacer sus deseos. El diablo ha sido homicida desde el principio. (Juan 8,43)
El suicida está alborotado por el diablo. Y, lo admita o no, está complaciendo a ese sediento de muerte.
El ladrón de las ovejas viene a robar, matar y destruir; Yo, en cambio, he venido para que tengan vida y en abundancia. (Juan 10,10)
¿No es claro el papel del diablo y el de Dios respecto de la vida?
Procurad estar en paz y llevar una vida santa, pues sin la santidad nadie puede ver a Dios. (Hebreos 12,14)
¿Qué paz y qué santidad hay en quitarse la vida?
Aparecerán muchos embusteros, y embaucarán a mucha gente. Pero el que siga firme hasta el fin, ése se salvará. (Mateo 24,11)
Muerte digna. Es por tu bien. Es tu cuerpo. Es tu derecho. Dios es sólo misericordia. Basta creer en Él.
Pero omiten:
Los demonios también creen, pero se estremecen. (Santiago 2,19)
La fe sin hechos es fe muerta. (Santiago 2,20)
Dios salva al hombre por lo que hace, no solamente por su fe. (Santiago 2,24)
Si un hombre cumple toda la ley, pero quebranta uno de sus mandatos, es culpable de todos los demás mandatos. Pues el mismo Dios que dijo «No cometerás adulterio», también dijo: «No matarás». De tal modo, si uno no comete adulterio, pero mata, ha violado la ley. (Santiago 2,10)
Todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, y cada uno recibirá lo que le corresponda según lo bueno o malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo. (2 Corintios 5,10)
Que el malo siga haciendo el mal, y el bueno siga haciendo el bien. Voy a dar a cada uno conforme a lo que haya hecho. (Apocalipsis 22,11)
Debemos, pues, perseverar hasta el final.
El Espíritu de Dios, que habita en vosotros, os ama y anhela ardientemente. Someteos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros.Vosotros acercaos a Dios y Dios se acercará a vosotros. (Santiago 4,5)
Trastornos psíquicos graves, la angustia o un exagerado temor de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida.(Catecismo 2282 y 2283)
Sólo Dios sabe, juzga, salva o condena.