jueves, 19 de marzo de 2020

SAN JOSÉ


19 marzo 2020


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Hoy celebramos a un santo... corrijo, a un santazo.

Nadie menos que 
al castísimo esposo de la Virgen María.

Nadie menos que 
al padre adoptivo de Jesús, Nuestro Señor.

María, escogida por Dios 
para ser la Madre de Jesús.

José, escogido por Dios 
para ser el padre adoptivo de Jesús.

María, la inmaculada.
José, el hombre justo, dice la Biblia.

Justo, más que equitativo, imparcial, 
adjetivo apropiado para un juez, 
en la Biblia significa 
hombre bueno, honesto, recto, íntegro, 
confiable, intachable, honorable. 
Todos estos atributos presentes simultáneamente. 
Ése era San José.

¿Qué padres, si no éstos, 
eran más apropiados para Jesús?

De San José, no hay una frase, una palabra suya
registrada en la Biblia.

La versión griega dice que San José era un "tekton".

Tekton era el constructor que trabajaba en
carpintería, artesanía, mampostería, 
metalistería, piedra.
 
No era un arkhi tekton (jefe de obra). 
Era un hombre sencillo, como la Santísima Virgen.

Pero era de ascendencia real, 
como puede constatarse 
en las genealogías bíblicas, 
en Mateo y en Lucas 
(cuyas diferencias se explican claramente 
en el quinto enlace de las referencias 
de este artículo).

San José tuvo a su cargo la protección de María y Jesús.

Desde antes de nacer Jesús, 
ya estaba San José esforzándose por Él.

Cuando buscaba posada en Belén 
para su esposa encinta.

Cuando huyó a Egipto, 
en un recorrido de 700 kilómetros, 
para proteger al Niño de los matones de Herodes.

Allí, en Egipto, tuvo San José que empezar sin nada.
¡Cuánto trabajo! 
Ni siquiera hablaba el idioma del lugar.

Es forzoso deducir que San José, junto con la Virgen,
le enseñó a Jesús a caminar, a hablar. 
Muchas expresiones y el acento de Jesús 
fueron aprendidas de San José.

Salía San José a trabajar para conseguir el pan 
para él, la Virgen y el pequeño Jesús.

San José le enseñó a Jesús su oficio, 
para que pudiera ganarse la vida 
y sostener a María si él llegara a faltar.

La profunda angustia que sintió 
cuando estaba con la Virgen buscando a Jesús, 
no hay que imaginarla. 
La Biblia la menciona.

Sin embargo, en medio de tanta lucha, 
de tanta fatiga, de tanto ajetreo, 
y aunque mucho le costó el privilegio, 
fue José un privilegiado.

Cargó al Niño en sus brazos. Lo vio reír. 
Consoló su llanto infantil. Jugó con Él.
Conversó con Él. Vivió con Él.

Finalmente, en su muerte tuvo 
la mejor compañía imaginable.

¡Cuántas cosas le debemos a San José!




Mateo 13,55
Marcos 6,3
Mateo 1,1
Lucas 3,23
https://miespadaeslabiblia.com/2782/error-biblico-en-la-genealogia-de-jesus-que-dice-la-biblia
Lucas 2,48