viernes, 13 de mayo de 2022

FÁTIMA. APARICIONES QUE PRECEDIERON A NUESTRA SEÑORA


 13 mayo 2022


1915

Lucía, Teresa Matías, María Rosa Matías y María Justino rezaban juntas el Rosario.

Vieron suspendida en el aire una figura blanca como la nieve. Los rayos del sol la hicieron transparente, como el cristal.

No supieron qué era.

Desapareció cuando terminaron de rezar.


1916. Primavera.

Se les apareció un ángel a Lucía, Jacinta y Francisco.

Se identificó como El Ángel de la Paz.

Se arrodilló, tocó el suelo con la frente y rezó tres veces:

Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

Se levantó y dijo:

Rezad así. Porque los Corazones de Jesús y de María están atentos a vuestras plegarias.

Desapareció.

(Nótese: el ángel no dijo: 
"Os pido perdón para los que no creen...". 

Los que no creen, no adoran, no esperan y no aman a Dios, si llegan a querer el perdón para ellos, tienen que pedirlo ellos mismos. 

Esta oración que el ángel enseña a rezar tiene como fin contrarrestar los desprecios que le hacen a Dios.)


1916. Verano.

El Ángel de la Paz apareció por segunda vez.

Les pidió a los tres niños que rezaran mucho. 

Les dijo que los Corazones de Jesús y María iban a derramar mucha misericordia sobre ellos tres. 

Les encomendó ofrecer sacrificios como contrapeso a las ofensas de los pecadores. 

Que rezaran por la conversión de los pecadores.

Que eso iba a atraer la paz sobre Portugal. 

Que él era el ángel custodio de Portugal. 

Exhortó a los niños para que aceptaran resignados los sufrimientos que Dios iba a permitir que les sobrevinieran.

Desapareció.

(Nótese que no sólo cada persona tiene un ángel de la guarda. También cada país tiene un ángel de la guarda.)


1916. Otoño.

El ángel apareció por tercera vez.

Traía un cáliz y sobre el cáliz una Hostia, de la que cayeron gotas de sangre al cáliz.

Dejó el cáliz y la Hostia suspendidos en el aire.

Postrándose, repitió tres veces:

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación de los ultrajes con que lo ofenden.

Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Se levantó. Tomó el cáliz y la Hostia. La Hostia se la dio a Lucía. El contenido del cáliz, a Jacinta y Francisco. Y decía:

Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, ultrajado horriblemente por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios.

(Cada persona responde por sus actos. Pero a las almas descarriadas se les puede ayudar con oraciones y sacrificios a sentir el deseo de enmendarse.)

(La Sagrada Comunión, recibida en estado de gracia santificante [1 Corintios 11,27-29], sirve para reparar y consolar a Dios.
El Cuerpo y la Sangre divinos son infinitamente dignos de la máxima adoración. 
Hoy, desafortunadamente, a muchos católicos les son indiferentes los Sacratísimos Cuerpo y Sangre de Jesús. 
Y no se postran a adorarlos. 
«Es que es vergonzoso. Es de gente ignorante, mentalmente inferior.»
Creen que es adorar una oblea y un vaso que simbolizan a Cristo, como una bandera simboliza a un país; 
pero no creen que eso que parece pan y eso que parece vino son el Cuerpo verdadero y la Sangre verdadera de Jesús.
«Es que el Sagrario es una caja metálica ante la cual no hay que arrodillarse.» 
Son incapaces de ver que esa "caja" contiene en su interior a Nuestro Señor, allí presente auténtica y realmente.
Si al Nombre de Jesús debe doblarse toda rodilla en la tierra, en el Cielo y en los abismos [Filipenses 2,10], ¡cuánto más debe doblarse toda rodilla ante la Presencia de Jesús!
Y no hacen fila para comulgar con el Cuerpo de Cristo; hacen fila para recibir una oblea, como cuando se hace fila para recibir un postre en una comida campestre, perezosamente, con las manos entre los bolsillos.)