lunes, 17 de julio de 2017
LAS CARMELITAS DECAPITADAS EL DÍA DESPUÉS DE LA FIESTA DEL CARMEN
17 julio 2017
Ayer, 16, se celebraba La Virgen del Carmen.
Hoy, 17, las carmelitas mártires de Compiègne.
En 1694, Sor Isabel Bautista tuvo un sueño.
Vio a las hermanas de su comunidad carmelita vestidas de blanco portando la palma del martirio.
Cien años después, 17 julio 1794, el sueño se hizo realidad.
Esos revolucionarios, a quienes tanto admira el mundo, a la vez que se deshace en elogios por su lema de "Libertad, Igualdad, Fraternidad",
las decapitaron en la guillotina,
porque el estilo de vida de ellas
no era del gusto de ellos.
Hay que decir que a los militantes de
la Revolución Francesa
no les gustaba nada relacionado con la Iglesia.
Y cometieron toda clase de ruines arbitrariedades contra todo lo católico.
En 1641, la comunidad carmelita había establecido un convento en Compiègne (ciudad del norte
de Francia, a 70 km de París).
Las monjas gozaban de la estimación
y respeto de los lugareños.
Pero con la Revolución, apareció una ley
prohibiendo conventos, monasterios, claustros; porque, según los revolucionarios,
el que unos monjes vivieran en comunidad
era fanatismo irracional.
El culto masónico a la diosa razón
no daba cabida a ninguna expresión religiosa.
Tener imágenes, rezar,
celebrar y asistir a la Santa Misa
eran actos considerados de alta traición
y causal de pena de muerte.
(El 20 junio 1794, los masónicos revolucionarios celebraron la exaltación del "Ser Supremo" (Lucifer) en la Iglesia de Santiago Apóstol,
que había sido despojada desde mucho antes
de su calidad de lugar sagrado,
y convertida en lugar de culto a la diosa razón.)
En 1792, les prohibieron usar el hábito
y vivir en comunidad.
Fueron desalojadas del convento.
Las 16 monjas se repartieron en cuatro casas
de fieles devotos que las acogieron.
En secreto, llevaban vida de monjas.
Pero las autoridades detectaron ese estilo de vida.
Fueron acusadas de
conspiración contrarrevolucionaria,
de querer restablecer la monarquía
para hacer desaparecer la República.
Las pusieron presas y las encerraron en el que fuera el monasterio de La Visitación,
convertido en cárcel.
Fueron trasladadas a París
con las manos atadas por detrás.
A la más anciana de las monjas,
a quien por su edad se le dificultaba
bajar de la carreta que las había transportado,
la bajaron a empujones y se estrelló contra el suelo.
Ante el Tribunal Revolucionario les agregaron
otras acusaciones:
fanatismo
("apego a sus tontas y pueriles creencias religiosas"), prestar obediencia a la superiora,
mantener los votos monásticos
(que constituían delitos contra La Libertad)
y guardar armas.
La superiora, mostrando su crucifijo dijo:
"He aquí las únicas armas que hemos tenido en el convento y jamás hemos tenido otras".
En una carreta fueron llevadas a la Plaza del Trono. Ellas entretanto iban entonando himnos religiosos.
Fueron pasando a la guillotina una por una.
Sus cuerpos fueron arrojados en una fosa común,
por lo que nunca pudieron ser recuperados.
En 1902, el Papa León XIII las declaró venerables.
En 1906, el Papa San Pío X las declaró beatas.
https://gaceta.es/noticias/murieron-carmelitas-martires-compiegne-18072015-1242/