22 agosto
Hoy la Iglesia celebra la festividad de María Reina
El quinto misterio glorioso del Rosario se recita:
La coronación de María
como reina universal de todo lo creado.
Jesús es el rey del universo.
Según la Biblia, en la tradición judía,
el rey era el rey
y la madre del rey era tratada como la reina.
En los libros de Crónicas y Reyes se ve que,
cuando mencionan el inicio del reinado de un rey, mencionan en seguida a la madre del rey.
La razón para que la madre del rey
fuera tenida como reina era simple:
un rey podía tener muchas esposas,
pero sólo tenía una madre.
"Entró Betsabé donde el rey Salomón
para hablarle acerca de Adonías.
Salomón se levantó de su trono,
fue al encuentro de Betsabé y se postró ante ella. Luego se sentó en su trono.
Pusieron un trono para la madre del rey,
y ella se sentó a la diestra de Salomón.
Las biblias protestantes hablan de que
a la madre de Salomón le pusieron una silla
o un sillón.
Pero la versión de la septuaginta griega
habla claramente de trono (thrónou-thronos).
Una silla o sillón se lo ponen a cualquiera.
Un trono se lo ponen a un rey o una reina.
Cabe aclarar:
la madre del rey era reina,
pero de manera honorífica.
No tenía poder como lo tenía su hijo el rey.
"Entonces Betsabé dijo a Salomón:
«Te quiero hacer una pequeña petición,
no me la niegues».
Y el rey le dijo:
«Pide, madre, que no te la negaré»."
Betsabé no dispone, no ordena.
No tiene ese poder.
Tiene que pedirle a su hijo.
Más adelante se lee
que Salomón tuvo que negarle la petición a Betsabé.
Adoptando esa tradición judía, a María, madre del Rey, la consideramos reina.
Y el que María sea reina no disminuye, ni opaca,
ni siquiera pretende ser igual al Rey Jesús.
Y como Jesús es rey del universo, María es reina del universo.
Fue el Papa Pío 12 quien instituyó la festividad de María Reina en 1954.
Para tal fin, promulgó la Carta Encíclica Ad Cæli Reginam (A la Reina del Cielo).
Los protestantes aprovechan este título para menospreciar a la Sma. Virgen.
Citan a Jeremías, que predica la ira
que provoca a Dios la adoración a falsos dioses
como la "reina del cielo".
Pero fingen ignorar que Jeremías se refería
a la diosa pagana Astarté,
a quien los judíos rendían culto de adoración.
Jeremías no se refería a la Virgen María.
Y cargan de nuevo los protestantes
con la acusación de que llamar a María
"reina del cielo" es devolvernos
al paganismo de los israelitas
adoradores de la "reina del cielo".
No les importa a los protestantes
decir que no saben
que los católicos no adoramos a la Virgen María, porque no la consideramos diosa,
sino una criatura humana,
eso sí, digna de la mayor reverencia,
por ser la madre de Dios.
Ellos pueden reverenciar a sus reverendos, como es el título de sus pastores.
Pero nosotros no podemos reverenciar a María.
Y menos aceptan tal reverencia a la Virgen
si se debe a que consideramos a María
la madre de Dios.
Pero ese atributo no lo inventamos los católicos.
Es bíblico.
Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamó: «Bendita eres entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre.
¿Quién soy yo acaso para que
la madre de mi Señor
venga a visitarme?»
Fue el Papa Pío 12 quien instituyó la festividad de María Reina en 1954.
Para tal fin, promulgó la Carta Encíclica Ad Cæli Reginam (A la Reina del Cielo).
Los protestantes aprovechan este título para menospreciar a la Sma. Virgen.
Citan a Jeremías, que predica la ira
que provoca a Dios la adoración a falsos dioses
como la "reina del cielo".
Pero fingen ignorar que Jeremías se refería
a la diosa pagana Astarté,
a quien los judíos rendían culto de adoración.
Jeremías no se refería a la Virgen María.
Y cargan de nuevo los protestantes
con la acusación de que llamar a María
"reina del cielo" es devolvernos
al paganismo de los israelitas
adoradores de la "reina del cielo".
No les importa a los protestantes
decir que no saben
que los católicos no adoramos a la Virgen María, porque no la consideramos diosa,
sino una criatura humana,
eso sí, digna de la mayor reverencia,
por ser la madre de Dios.
Ellos pueden reverenciar a sus reverendos, como es el título de sus pastores.
Pero nosotros no podemos reverenciar a María.
Y menos aceptan tal reverencia a la Virgen
si se debe a que consideramos a María
la madre de Dios.
Pero ese atributo no lo inventamos los católicos.
Es bíblico.
Isabel quedó llena del Espíritu Santo y exclamó: «Bendita eres entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre.
¿Quién soy yo acaso para que
la madre de mi Señor
venga a visitarme?»
http://www.apologeticacatolica.org/Maria/MariaN08.html
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