martes, 14 de febrero de 2017
EL CASO DE SANTA APOLONIA
9 de febrero
En este día, la Iglesia celebra la fiesta de Santa Apolonia
Año 250. Alejandría (Egipto).
Un profeta pagano anunció desgracias para la ciudad.
Las atribuyó a que los cristianos
no adoraban a los dioses paganos.
Se inició una persecución salvaje
contra los cristianos.
A Apolonia la capturaron,
la golpearon brutalmente
y la pusieron frente a una gran hoguera.
Si renegaba de Jesús
y adoraba a los dioses
la perdonarían.
De lo contrario,
la arrojarían a las llamas.
Dejaron de sujetarla
mientras decidía qué iba a hacer.
En ese momento, ella se arrojó a las llamas.
La cuestión que se debatía era:
Si se suicidó, ¿por qué es santa?
Evitar mayores suplicios que puedan debilitar
la firmeza de su fe no entra en la definición
de suicidio.
Por el contrario, refleja que por mantenerse fiel a Dios es capaz de sacrificar su vida.
Pero adelantó su muerte, y eso es pecado.
No.
Examinó su situación interna.
Y decidió rehuir a la tentación de ceder.
Y de la tentación se rehúye adelantándose
a hechos probables que puedan hacer flaquear
la voluntad.
Todo lo cual es muy diferente de la situación de un suicida.
Veamos este caso:
Una madre encinta. Está enferma.
Si se somete a tratamiento, se cura. Si no, muere.
Pero el tratamiento puede causar la muerte del niño que espera.
Rechaza el tratamiento por amor a su hijo.
Nadie la consideraría suicida.
Contemplemos otra situación también muy posible:
«¿Me amenazan con matarme quemándome viva
si no reniego de mi fe?
¡Tontos! Si creen que amo más mi vida que a Dios,
¡ya mismo les demostraré su error!»